Estuve mucho rato pensando que podía escribir en mi blog hoy... Pensé en muchas cosas, pero nada llegaba a mi mente. Pensé que podría escribir acerca de mi infancia, pero sólo se me ocurrieron traumas tontos... como el no poder subirme a una micro o colectivo porque lo vomitaba todo... y peor si el señor colectivero llevaba de esos pinos aromáticos colgados del retrovisor... devolvía todo lo que que había comido y lo que aún no también. Era horrible ver las caras de esos choferes que expresaban los mismos sentimientos que un oso con invernación interrumpida, o más bien como yo con la menstruación atrasada... me pongo insoportable y el dolor no me lo quito ni con una caja de predual (sin hacer propaganda)... Era desesperante... sabía que al subir a la micro tenía sólo dos opciones:1. Vomitar todo y bajar con mi mamá súper rápido arrancando de las miradas deboradoras de todos y sin mirar atrás para no ver el humo que salía de las orejas del chofer que tenía que limpiar toda mi cochinada.
2. Ir en la micro con los ojos cerrados y respirando profundo... "inhala por la nariz y exhala por la boca" me decía mi tía desesperada. Para que se lo imaginen iba casi en el mismo estado de una embarazada con contracciones... pero bueno, prefería mil veces eso a manchar mi ropa y la micro.
Los vegetales que salían de mi boca no tenían piedad a la hora de manchar el tapete del asiento ñ_ñ
Bueno, creo que ya ha sido mucho por ahora, supongo que está demás señalar que este ya es un tema superado y que sólo es parte de mi infancia oscura...
Próx. Capítulo: "Deja el tete porfavor"



Bueno, no puedo dejar pasar un viernes sin escribirles aunque sea un poquito...
