
Cuando sentimos miedo se nos pasan mil cosas por la cabeza, pero todas varian según la persona que lo sienta.
Escapar, gritar, llorar, correr, atacar, todo es parte de nuestro instinto.
Los miedos se crean, no nacen con nosotros. Son evitables, aparecen con el tiempo, junto con la experiencia.
Así como los niños pequeños no sienten miedo de nada, los adultos tienen ya sus temores definidos.
Yo personalmente, no puedo estar en una habitación oscura sola, siento pánico, ganas de encontrar un interruptor pero demasiado aterrada para moverme. Siento miedo de lo que está a mi alrededor y que no puedo ver. Todo esto gracias a mis primos que me contaban historias de terror cuando dormía en su casa ^^U
Y a pesar de que se que no hay nada en la oscuridad mi cuerpo no responde.
Los miedos son limitaciones que en algún momento nos afectarán. Y todo sería tan distinto sin ellos.
Imaginen vivir sin temor a nada. Siempre con confianza y seguridad.
Son tantos los miedos que nos atacan a lo largo de nuestra vida.
Pero todos ellos desaparecen cuando alguien está a nuestro lado.
Sentimos seguridad y nos aferramos a la idea de que alguien nos acompaña. No estamos solos. Aunque esa persona este tanto o más aterrados que nosotros. No estamos solos. Y esa idea se vuelve como una gran luz. La unión hace la fuerza ^^
Esa idea es algo tan impresindible, es tan natural el necesitar compañía.
Y quizás las personas solitarias pueden ser más fuertes, pero también más amargas.
Aunque desearía no sentir miedo, no tener nunca esa sensación helada, siento que es esencial de un ser humano.
Así como las pruebas existen en nuestra vida para ser pasadas, los miedos existen para ser superados.
Y mientras nos queda el desafío. Por que lo que no nos mata nos hace fuertes ^^U
Así que aunque yo no pueda estar sola en una habitación oscura, en una habitación encerrada o con un payaso diabólico de peluche a mi lado, al menos sé que si así lo quiero, puedo superar mis miedos. Y ese día... seré más fuerte.